PROCASTINAR O VIVIR ADELANTADOS, ESA LA CUESTIÓN

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy- frase que quedó clavada en mi memoria de niño. ¡Adelántate a tus obligaciones para no perder tiempo!

Tan es así que durante años planificaba mi día para poder cumplir con todas mis obligaciones y como,- “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”-,  si me sobraba tiempo adelantaba cosas. ¿Para qué? Pues para tener más tiempo. ¿Tiempo para cuándo? Pues para mañana… pero claro, mañana hacía exactamente lo mismo, adelantaba para pasado mañana. Y así mi vida corría más rápido tratando de adelantar cosas que no eran urgentes y así corría en obligaciones y trabajos futuros perdiendo la posibilidad de SER,  ESTAR y VIVIR el Presente terminando mi día estresado.

Es que claro, no quería ser un procastinador!

El término Procastinar lo escuché hace unos años atrás. Una palabra no tan fácil de pronunciar y que trae una alta carga emocional para las personas que se definen como “Cumplidores”

El procastinador es aquel quien pospone o procrastina una decisión, por no sentirse preparado -esperando que todo se resuelva por sí solo y  suele aducir que lo hará después. Y muchas veces lo hace, pero a costa de un estrés adicional porque el tiempo le corre y no llega con sus compromisos.

¿No resulta contradictorio que dos términos totalmente antagónicos  puedan producir, si se llevan al extremo, el mismo resultado? El estrés…..

Pues no. Ya lo decía Aristóteles: “La virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”.

El tal mentado “equilibrio” es alcanzar esa virtud entre dos aspectos  existencialmente opuestos para vivir más tranquilos y con la posibilidad de disfrutar de nuestra propia vida y vincularnos felizmente con los demás.  Porque en esto de los extremos también comenzamos a creer que nuestra forma de actuar es un dogma y que es la única forma de alcanzar la excelencia. Y esto, llevado al extremo,  se convierte en extremismo. Y el extremismo es lo que nos provoca separatismos, malestares,  conflictos (internos y externos) y estrés.

Entonces trabaja y vive con compromiso, pero no dejes de disfrutar tu día a día ni de hacer lo que te hace bien respetando los tiempos de los demás y los tuyos.

¡Gracias por leer!

Diego Marshall

Trainer Coach